Puerta de la Misericordia



La Puerta Santa de la Misericordia del Monasterio del Sagrado Corazón de Jesús de Cantalapiedra estará abierta desde el 27 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016.




Se trata de "una oportunidad -que da el Papa- para limpiar las penas", resumido en palabras de Anastasio Fariza, párroco de Cantalapiedra.

El Papa Francisco anunció un Jubilar extraordinario de la Misericordia a celebrar desde el 8 de noviembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016.

El Santo Padre dice que "a través de la Puerta de la Misericordia cualquiera que entre podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza."

La Puerta de la Misericordia será abierta especialmente a la reconversión de "aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida", en palabras del Papa. Pensando particularmente en "los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal" y a "todas las personas promotoras o cómplices de corrupción."

La Puerta de la Misericordia es un símbolo clave para la indulgencia, de manera que, "en el Año Santo de la Misericordia ella adquiere una relevancia particular. Dejarse reconciliar con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia".

El Papa recuerda que "en el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados", no obstante sabe que " la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece". En este sentido, "la misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado".

El Papa quiere que con este Año Santo se puedan purificar las penas, en este sentido explica que: La Iglesia vive la comunión de los Santos. En la Eucaristía esta comunión, que es don de Dios, actúa como unión espiritual que nos une a los creyentes con los Santos y los Beatos cuyo número es incalculable (cfr Ap 7,4). Su santidad viene en ayuda de nuestra fragilidad, y así la Madre Iglesia es capaz con su oración y su vida de ir al encuentro de la debilidad de unos con la santidad de otros. Vivir entonces la indulgencia en el Año Santo significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente. Indulgencia es experimentar la santidad de la Iglesia que participa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cual llega el amor de Dios".

La madre superiora recuerda que precisamente el gran monasterio de Cantalapiedra, en el que habita la comunidad formada por medio centenar de hermanas clarisas, años antes de ser realidad fue soñado por su fundadora, Madre María Amparo del Sagrado Corazón de Jesús, quien un día en una visita al Santísimo en la iglesia de Santa María del Castillo, tuvo una especie de sueño, en el que le pareció ver un convento grande que no se afianzaba sobre la tierra, sino que sus cimientos desaparecían sobre las aguas de un rio caudaloso. Allí acudían las almas, en forma de palomas, a beber del mismo Corazón de Jesús, que les acogía con amor entrañable.

Esta visión de la Venerable Madre María Amparo coincide con el mensaje del Papa Francisco que dice: "La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola y viviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene."

Pero son más las cualidades de este monasterio, ya que en el mismo reposan los sagrados restos del Padre Juan González Arintero, cofundador de este convento, quien quiso consagrar los últimos años de su vida al apostolado del Amor Misericordioso, tal y como manifestó en una carta a Madre Amparo en julio de 1926, donde dice "yo comprendo que lo que me queda de vida ha de ser todo consagrado al Amor Misericordioso y a la Mediación de María". Uno de sus instrumentos más precisos para llevar a cabo esta vocación fue la revista que fundó bajo el nombre de La Vida Sobrenatural.

El monasterio en sí es una virtud muy importante, el Obispo de la Diócesis, Carlos López, que lo conoce bien, argumentó "el convento del Sagrado Corazón de Jesús para la Diócesis es un lugar importante en la espiritualidad de Jesús".

Caben destacar dos dimensiones, la interna de es monasterio y la que bordea al mismo. Por un lado se encuentra el testimonio vivo de las hermanas clarisas, que mantienen vivo ese torrente de espiritualidad y santidad desbordante del que goza esta santa casa dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Por otro lado está la fuerte devoción de las gentes de Cantalapiedra a Nuestra Señora de la Misericordia, patrona y madre espiritual de las gentes de esta muy buen villa. También fue muy querida por la Madre Amparo, y esta la tuvo como invitada de honor en la inauguración del templo del monasterio, cuando la Virgen de la Misericordia fue la primera en entrar al mismo en el día de su apertura al culto, (12 de noviembre de 1933).

El Papa Francisco ha recomendado una peregrinación para llegar a la Puerta Santa, y ha dicho: "cada uno deberá realizar, de acuerdo con sus propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros."

Para este Año Santo, del que el lema es "Misericordiosos como el Padre", el pontífice dejó escrita la catequesis Misericordiae Vultus, donde entre otras cosas dice: "El perdón de las ofensas deviene la expresión más evidente del amor misericordioso y para nosotros cristianos es un imperativo del que no podemos prescindir". Invita a "dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices", porque "el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón".

Al igual que la visión de la Madre Amparo que vislumbro un convento al que iban las almas en busca de calma espiritual, así quiere el Papa que se contemplen las iglesias, parroquias, comunidades, asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos. Es decir, como lugares donde cualquiera "debería poder encontrar un oasis de misericordia".

Además el Santo Padre desea que "el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales". Invita a redescubrir:

  • Las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.
  • Y las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a  Dios por los vivos y por los difuntos.



1 comentario:

  1. Llegado el momento de la clausura del "Año de la Misericordia" quiero dejar testimonio de nuestro paso por la puerta de la Misericordia del monasterio del Sagrado Corazon.
    Mi padre era un gran deboto de la Madre Amparo ( ademas de buen cristiano) y estoy segura que se marchó muy feliz pasando por la Puerta de la Misericordia .
    Quiero dar las gracias a las hermanas y al parroco Don Anastasio que nos acompañaron a nuestra madre y hermanos. A pesar de la tristeza que sentiamos por la perdida.. nunca olvidare los setimientos y momentos de recogimiento y aceptacion que alli vivimos en la intimidad con la urna de las cenizas de nuestro padre

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